Cuando era como vos me enseñaron los viejos y también las maestras bondadosas y miopes que libertad o muerte era una redundancia, a quién se le ocurría en un país donde los presidentes andaban sin capanga.
Que la Patria o la tumba era otro pleonasmo ya que la Patria funcionaba bien; en las canchas y en los pastoreos.
Realmente, Botija, no sabían un corno, pobrecitos creían que, libertad era tan sólo una palabra aguda que muerte, era tan sólo grave o llana, que cárceles, por suerte una palabra esdrújula olvidaban poner el acento en el hombre.
La culpa no era exactamente de ellos, sino de otros más duros y siniestros y estos sí, como nos ensartaron en la limpia república verbal y cómo idealizaron la vidurria de vaca y estancieros y cómo nos vendieron un ejército que tomaba su mate en los cuarteles.